martes, 9 de junio de 2020


¿Cómo individuos o cómo rebaño?

Nuestro momento presente nos está forzando inequívocamente a plantearnos qué somos realmente como individuos y como sociedad; no podemos seguir disimulando que esto a lo que llamamos nuestro sistema de vida está funcionando.

Los acontecimientos presentes a nivel global nos exigen una mayor reflexión sobre cómo y desde que perspectivas abordamos las condiciones actuales, si lo hacemos como individuos cuya suma forman la civilización humana, o como un rebaño de animalitos asustados y acorralados esperando que un seudo iluminado de la política, religión o del mundo de las finanzas nos diga hacia dónde ir.
¿En realidad como seres humanos no tenemos a que más apelar?, entiendo que muchos dirán que a dios o Dios; pero hasta ese derecho innato en el ser humano está manipulado cuando solo se lo realiza por miedo o como ultima estrategia cuando todo lo demás ha fallado. Esto además que muchos lo hacen para granjearse una vida muy cómoda.
Mi intención aquí no es dividir, pues ya bastante dividido estamos y es esto precisamente el caldo de cultivo de quienes pretende el dominio total; más bien es motivar, aunque sea mínimamente el pensamiento autocritico y cuestionador, darnos cuenta que las mismas recetas para vencer las crisis, el mismo sistema político, financiero, religioso y sobre todo educativo; no funciona, estos sistemas y su aplicación con total falta de empatía es lo que nos ha llevado a la ruina como sociedad global.
Tenemos que pensar si queremos dejar de ser presos de nuestro bagaje cognitivo actual o solo queremos adornar la celda. La lucha de muchos únicamente llega hasta cuando logran una buena situación financiera, “pues estos son de los que solo quieren adornar su celda” y cuando lo logran empiezan una lucha desesperada por mantener ese estatus que por lo general lleva al ser humano a perder la empatía con sus congéneres, pues su deseo de no descender o ascender económicamente se vuelve su dios y su cruz.      
A través de este depredador sistema de vida nos estamos representando a nosotros mismos, por lo tanto, somos la expresión de nuestras ideas, pensamientos e intenciones manifestándonos con nuestras actitudes y por más que intentemos disimularlo, esconderlo y justificarlo; hasta cuando revienta, explota y vemos salvajes expresiones racistas, explotación laboral, el medrar del estado en forma mezquina de quienes se les confía el voto y sin escrúpulos lo traicionan; es entonces cuando haciendo gala de desmemoria y ausencia total de consciencia nos damos cuenta que el sistema al que nos hemos acostumbrado sin cuestionar no funciona.
Krishnamurti decía que no hay nada más nocivo para el ser humano que acostumbrarse a una sociedad enferma, y eso es lo que precisamente hemos hecho; ya sea por comodidad, porque funciona para algunos, por cobardía, falta de interés o creer que no somos nosotros quienes tenemos que solucionarlo. 
Seguiremos actuando bajo la conducción del sistema global como si lo hubiésemos aprendido todo, cuando la realidad es otra, nos han impulsado a ser en forma individual y grupal figuras humanas que veneran a sus líderes a cambio de protección y aceptación, seres humanos dependientes en formas de pensar y de vivir de quienes tienen los medios económicos (logrados con el sudor de nuestras espaldas), para imponernos doctrinalmente una forma mezquina de pensar y de vivir.

La búsqueda de aceptación y el tratar de encajar en modelos prestablecidos, la métrica que nos ha impuesto para ser elegibles en tal o cual escenario tomando como único punto referencial, el bagaje cognitivo previamente diseñado por quienes a su vez ponen todo tipo de obstáculos para que no llegues a menos que estés dispuesto a ser un “fiel servidor acrítico del sistema de vida”. Y aquí estamos nosotros aplicando un sin número de técnicas, métodos y sistemas (dado por ellos mismos), que muchas veces no funcionan pero que, en nuestra desesperación por salir adelante en nuestros negocios y nuestras vidas, no reparamos demasiado en que esto más bien se parece al juego “del burro siguiendo la zanahoria”.

 Desde nuestras humildes y sencillas vidas tenemos que aventurarnos a pensar y repensar sobre aquello que estamos llevando como vida, si en verdad vinimos a estar sujetos a vivir como esclavos funcionales de un sistema al que no le importas, no más que en la medida en que seas incondicional a tu situación de esclavo.

No tenemos que pedirle permiso a nadie para pensar, ni necesitamos la aprobación de ningún iluminado para hacerlo, solo tenemos que cuidar que cuando lo hagamos y pongamos en práctica debe ser desde nuestra verdadera empatía y consideración con nuestros congéneres.

fp.

No hay comentarios:

Publicar un comentario